domingo, 19 de mayo de 2013

ORIGEN DEL CONFLICTO



                                                                               
Extracto del contrato de arriendo



Toda esta pesadilla tiene su origen en el fallecimiento de mi madre que generó en dos mujeres: Hortencia ACEVEDO OTEIZA y Ángela FUENTES RAMÍREZ, domiciliadas en Salvador Cruz Gana, de Ñuñoa, vecinas de mi domicilio, profundos sentimientos de codicia, odio y venganza hacia mi persona por el hecho de que yo vivía en el extranjero y ellas tenían todas sus expectativas en administrar su departamento, ya que la habían cuidado por un tiempo en su enfermedad.

Anularon documentos que yo había enviado desde el exterior para mi madre quien me los había pedido por asuntos de herencia.  Además, en el documento de Compra del Departamento, en donde debía estar el RUT de mi hermana, pusieron el de la Sra. Hortencia ACEVEDO. 


Me hice cargo de mi madre  en los últimos meses de su
Carta que motivó el ataque
enfermedad y,  al sobrevenir su deceso, comencé a ser tremendamente hostigada hasta el punto de que el Alcalde Sr. SABAT tuvo que darme su protección ante una disputa por una reja (año 1999), ya que estas señoras organizaron a otros vecinos para echar abajo dicha reja.

Posteriormente contaron con la poderosa influencia del “Visitador Médico” Claudio SANCHEZ SANDOVAL, hermano del Policía de Investigaciones Jorge SANCHEZ S,  que junto a  su mujer Andrea CÁCERES vivían en el vecindario antes de arrendar mi depto. y continuaron después de haber sido expulsados, siguiendo también con una relación más estrecha entre todos ellos para llevar adelante su irracional venganza denigrándome ante la Sociedad, aprovechándose de la tecnología moderna. (Internet, celulares) y desde 2008 organizando a otras personas en mi contra con el objetivo de que me fuera del depto., y regresara a Argentina.

La familia CLAVERO-ACEVEDO junto a la Sra. Ángela FUENTES RAMIREZ y sus correspondientes familiares y amistades,  han colaborado en diversas tareas como abrir cerraduras y candados de mi casa usando herramientas especiales, mientras simulaban jardinear.

En el interior, rompieron paulatinamente paredes y pisos. Han echado pintura en mi habitación. Mancharon o rompieron mi ropa. Han  introducido elementos extraños en alimentos. Han quemado sustancias químicas tóxicas en la cocina que despedían olor a bombas lacrimógenas y también arrojado líquidos igualmente tóxicos en artefactos del baño.

Todo lo cual me ha producido fuertes dolores de cabeza, ardor en ojos,  garganta y pecho, además de mareos y otros síntomas.

Manipularon mi computadora que apareció conectada a un Escritorio Remoto. Decidí formatearla y luego ellos la  rompieron inutilizándola. Me han robado especies. Rompieron la reja del estacionamiento. Revisan mis documentos diariamente. Todo esto, con el objetivo de cansarme para que me vaya del país.

Además, debo soportar una campaña de desprestigio, vejaciones y humillaciones llevadas a cabo por estas personas, a través de celulares e Internet, o en forma presencial o por llamados telefónicos; mostrándome como vendedora de drogas o como enferma mental, dependiendo del lugar en el que me presente. 

Cuando voy por la calle o entro en supermercados, me muestran como “la traficante” que hay que vigilar; además de recibir un terrible acoso de consumidores que demandan por droga.  Pero cuando me presento en Instituciones u Organismos Públicos, me señalan a Recepcionistas o Asesores como “la enferma mental” que no vale la pena tomar en cuenta, dando como resultado un trato vejatorio  y denigrante por parte de los empleados.

En estos hechos, queda demostrada la participación de personas que tienen poder para influir y no es sólo la obra de dos pobres mujeres llenas de envidia, codicia y odio.

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